Localizaciones de 50 sombras de Grey
Aunque pueda parecer, y muchas y muchos, que solo conocen la triología de la escritora inglesa así lo deseasen, las localizaciones de los tres libros y la película de 50 sombras de Grey no solo se reducen a la cama, la alfombra y la cómoda de una habitación. Los escenarios que se pueden recorrer, tanto los referidos en las novelas como a las localizaciones elegidas para el film, son un viaje fantástico tanto por Europa como por América del Norte.
Localizaciones de 50 sombras de Grey
Anastasia Steele y Kate Kavanagh estudian el la WSU o lo que es lo mismo, Washington State University, que está en Vancouver, Washington, donde también encontramos el auditorio en el que Christian pronuncia su discurso.
Muchas de las escenas más torridas de la saga ocurren en la habitación de hotel en la que el cabecero que preside la cama es un potente sol, sin duda preludio de abrasadoras sábanas. Este cabecero se encuentra en Oregón, en el Heatman Hotel de Portland, un establecimiento que seguro enciende la luz roja de completo con tanta frecuencia que habrá tenido que comprar acciones en la lavandería de la esquina.
En Seattle localizamos el edificio que inspiró a la autora para recrear el lujosísimo apartamento de Chris, se trata del edificio Escala, concretamente la inspiración vino de la mano del ático y de sus vistas panorámicas. Suponemos que los precios del metro cuadrado en el Escala, a estas horas, se encuentran erguidos y manteniendo el mercado calentito en el barrio del Pike Market Distric, el barrio al que se trasladan, después de terminar sus estudios, a vivir de alquiler la dos amigas, muy cerquita del apartamento que posee el protagonista. Uno de los barrios más alegres de la ciudad de Seattle.
Después de la sesión de fotos para el artículo de Kate vino el café, una escusa perfecta para conocer el Portland Coffee House, en Portland, por supuesto. Ahora suponemos que aún se sigue llamando Plubic Domain Coffee. Un establecimiento que, aún no teniendo el encanto del baño del bar Brasserie, el que Amelie hizo famoso, ascendiendo a Montmartre, haciendo esquina mano izquierda, también hará las delicias de los fans más apasionados.
Volar es un acto excitante y hacerlo en un velero es lo más puro, planear sin artificios, ruidos, ni rugidos de motor, es una experiencia que todos deberíamos de sentir, sobrevolar llanuras, bosques y colinas, atravesar nuves de algodón… sin duda, una de las mejores formas de ir por el aire, a pelo. Si algún día visitáis Savannah, en Georgia, podéis acercaros al club de vuelo Brunswick Soaring Association, y vivir una experiencia igualita que la de nuestros protagonistas, y tomar después un buen desayuno en el International House of Pancakes, e ir a Tibee islan, la playa en la que Ana, coca cola en mano, confiesa a su madre que tiene novio.
En la segunda entrega, de la saga, pues ya venían entregaditos, Ana y Chris alquilan la suite más cara del Fairmont Olympic Hotel de Seattle. Si pasáis por la ciudad americana, ya sabéis, y para cenar, un restaurante de altura en el piso 76 del Columbia Tower Club.
Un viaje de novios por Europa es lo más para los americanos, y para los novios de cualquier país del mundo. El Brown’s Hotel de Londres, en donde él rasura el vello púbico de la joven, el Beach Plaza de Montecarlo y el Le Saint Paul de Vence, muy cerquita de Niza, en la Provenza Francesa, son propuestas de alojamiento de la saga, tendremos que ver las opiniones de los protagonistas en Tripadvisor y cuantas estrellas les pusieron.
Y para finalizar, si os sobran unos días y unos dinerillos un viaje rodeados de lujo, rumbo a América, en el Fair Lady, un velero clásico de 1920, para disfrutar al ritmo de las olas.
¿Que más se puede pedir? ah si… Una casita en Aspen, Colorado, para ponernos morados al calor de la hoguera viendo nevar y que nos aspen…
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